el tipo culto
El tipo culto
El tipo culto no se autodenomina de esa forma en público,
aunque puertas adentro sabe muy bien que lo es. Si alguien le hace notar esta característica,
el responderá –yo no soy nadie, solo me gusta leer-, o algo del estilo. A pesar
de su ego ardiente, exhibe una modestia inquebrantable. Cada una de sus
acciones –y no estoy seguro de que él sea consciente de esto- están dirigidas a
posicionarse socialmente en este rol. En apariencia no le da importancia a los
comentarios elogiosos e interesados de sus allegados, pero en realidad es lo único
que busca. El tipo culto solo existe si es reconocido como tal, sino no se
completa su ciclo vital.
A este personaje no le gusta ver una película, le gusta
haberla visto. Esto se aplica para poesía, novelas, ensayos, pinturas, etc.,
etc. Mientras está CONSUMIENDO arte se regocija con los comentarios futuros que
hará, las críticas audaces y analogías ridículas que su mente prodigiosa puede
crear. En esto hay que reconocerle la creatividad, quizás acá radique su
verdadero don: pocas personas hay en el mundo con la capacidad de establecer
conexiones tan extravagantes e inverosímiles, pudiendo darle un tinte
intelectual que las valide. Porque de eso todo se trata, su figura y apariencia
es la razón última, ya que al fin y al cabo sus comentarios son vacíos y efímeros,
lo único que queda es alimentar una soberbia insaciable.
Quizás el problema de fondo no sean estos sujetos, sino
la perversa idea de que las cosas valen por lo que signifiquen, no por lo que
son. Entonces ¿Qué nos queda? ¿Cómo escapar de esta lógica? Llegamos a un punto
en el que nos engañamos a nosotros mismos. Tenemos esta cultura tan incrustada
en nuestra mente que somos incapaces de ver cómo nos consume. ¿Queda espacio
para algo real? ¿Podemos sentir y disfrutar sin la necesidad de correr a
contarlo? En este círculo no hay lugar para lo real, solo para lo aparente, que
nos hace creer que tiene valor y nos lo creemos encantados.
Siempre me pregunte como es que identificamos el arte
valioso. ¿Nos parecería buena “Eyes Wide Shut” si no supiésemos que la dirigio
Stanley Kubrick? ¿Nos hubiera gustado “El Retrato de Dorian Grey” si
antes de leerlo nos dijeran que fue escrito por un lavacopas colombiano? ¿Y si en
realidad nunca pensamos nada sino que solo nos adaptamos a una estructura? Es como si ya supiéramos lo
que nos debe gustar antes de conocerlo, lo único que queda es enmarcarlo en
nuestra cabeza para creérnoslo. Que hipócrita juzgar a “el tipo culto” cuando
es alguien que no existe, que está en todos nosotros.
Bueno, sigamos despotricando. El tipo culto siempre sabe lo que
piensa, siempre tiene una sentencia en el bolsillo y las reparte
cuidadosamente, las cuida, sabe que su precio puede bajar súbitamente si la
sociedad se entera de su poco coste de producción. Esa idea me gusto, este
personaje como productor en serie de opiniones, comentarios y afirmaciones
intelectuales. ¿Quién soy yo para criticarlo? Su figura sostiene cada una de
sus palabras sin importar su contenido. Lo que vale es la marca, no el
producto.
Bueno me canse capaz después sigo.
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